Wednesday, July 25, 2007

Lost and Found

Lost and Found


En castellano debe existir una expresión que me indique el lugar idóneo para buscar cosas que se han perdido y que alguien, un alma caritativa, devuelva los objetos que hallan y que lógicamente no les pertenece. Lo mismo ha de suceder con los animales y, supongo que algo similar debe darse en el caso de seres humanos.

Esta pequeña historia es sobre unos amigos muy queridos. Los vi por primera vez en Wal-Mart, el año, si no recuerdo mal fue el 1997. El mes: Agosto.

Eran diferentes, con aire de elegancia y sobriedad; tanto así, que reparé en ellos fácilmente. Aunque no así quienes me acompañaban en esos momentos. Me entusiasmé mucho, cosa que en ocasiones no me conviene encariñarme tanto, para así no tener que extrañar o sentir pena más adelante por la ausencia. Íbamos a todas partes juntos, entre muchas cosas, me acompañaban en mis lecturas y en aquellas divagaciones que suelen darse luego de leer un buen rato.

Sin embargo, durante un tiempo sentí cierto fastidio y los esquivé. Al cabo de unas semanas sabiendo que no era correcto que no me adaptara a los pequeños cambios obrados en ellos, me volví a acercar.

Tanto de lejos como de cerca, se les veía como tornasolados; luego cambiaron a cierta inclinación violácea. En una ocasión que habíamos reñido, les di sin querer con la aspiradora. Me sentí tan mal conmigo misma, las palabras no podían remediar el asunto. Todo ello ocurrió cuando yo estuve en eso de que no me placía exhibirme con ellos en cualquier lugar. Como una purgación me sirvió el suceso del mal golpe que les di con el aparato de limpieza, que ya no reparaba si éstos eran agradables a los demás, a los que por esa perversidad que se da en ocasiones en los humanos… les ponían caras feas.

El tiempo corrió como las nubes alocadas en tarde de tormenta, y nuestra amistad se mantuvo fiel. No reparaba en lo profundamente identificados que nos encontrábamos, sino fuera porque hace una semana desaparecieron de mi vida. No comprendí que esa mirada triste y como escondiéndose en la esquina de un sillón... era el adiós. Estaba tan alborozada por asuntos que no tienen importancia comentar aquí, --a
pesar de que éstos son los culpables de nuestra separación-- que ya en casa recordé que los había dejado en esa esquina, con esa mirada opaca, dudando de mi cariño, de la necesidad mutua. Quise llorar, regresar. Llamé al lugar que visité y olvidé a mis amigos, y nadie supo darme razón. Quedaron en devolverme la llamada… pero jamás lo hicieron.

Al día siguiente se me ocurrió una idea, ir a esos lugares de Lost and Found. Allí vi muchos de ellos, pero ninguno me pertenecía. Ahora estoy segura de que ellos sufrieron un daño irreparable... tal vez los pisaron... los quebraron.

Amparo Tello
Marzo 04, 2001

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